Otra víctima más de esta crisis que parece destinada a llevarse todo y todos por delante. Cerca de la madrileña plaza de Cuzco había un restaurante que, engalanado de nobles blasones astures, aportaba una agradable excepión heráldica al cansinamente repetitivo paisaje comercial de la zona, verdadero alivio visual entre tantos burguers y bancos:
Pero tampoco ha podido resistirse a la marea. No sé exactamente cuando se ahogó, pero hará apenas un par de semanas. Ayer el local ofrecía este desangelado aspecto:
Otro local comercial vacío en Madrid, y en el que para más inri se ha practicado el equivalente moderno de picar el escudo. ¡Sic Transit Gloria!