Hoy quiero hablar de
nobiliaria. Cierto titular, leído hace unos días, me ha dado de qué
pensar: la noticia de que, por ciertas desavenencias familiares, la
Duquesa de Fernandina había sido despojada de su titulo por el
Ministerio de Justicia.
No tengo el placer de
conocer a ninguna de las partes en esta causa, pero el tema invita a
una reflexión en torno a la manera en que los títulos se reparten
en las grandes casas. Según entiendo, el Duque de Medina Sidonia
dispone de al menos otros dos títulos que pudiera repartir a su
hijo, por lo que llama la atención que precise quitarle a su hermana
el que lleve ella; así como el hecho de que el hermano menor de
ambos no haya recibido titulo alguno.
Mas allá de lo recogido
por el Derecho Premial, yo siempre he pensado que un titulo que no se
utiliza, que no esta en circulación, deja hasta cierto punto de
cumplir con su función: se convierte en algo análogo a un retrato
olvidado en un trastero. Porque entiendo que una de las funciones de
un titulo debería ser mantener vivo el recuerdo de quien lo recibió:
que quien hoy lo ostente sea recordatorio viviente de que hubo alguna
vez un Conde de X que ganó una batalla/tomó una fortaleza/prestó
dineros al Rey, o un Duque de Z que capturó una ciudadela/repeló
invasores/fue el espadón de un pronunciamiento.
En algunas casas, títulos
que alguna vez fueron gloria de sus linajes se amontonan, ocupan el
19º lugar por detrás de otros "mas relevantes", por los que
es conocido quien los ostenta; y no "circulan" salvo si uno
se toma la molestia de buscarlos en una guía de títulos y
grandezas.
Es por ello - y en
atención a casos como el que hoy nos ocupa - que yo creo que fuera
positivo una reforma legislativa que fomentara que en casas nobles en
los que actualmente recaen múltiples títulos - digamos, 3 o mas -
se repartieran entre los familiares vivos y con derecho a ellos. Se
podría incluso ofrecer algún aliciente económico sobre las tasas
de sucesión para que resultara mas atractiva la propuesta. De esta
manera, acaso se aminorarían las disputas entre familiares por
llevar o no llevar uno de los títulos tradicionales de la casa: y a
su vez se volverían a poner en circulación muchos títulos que hoy
subyacen tan olvidados como quien los gano.
Se me dirá que la idea
misma atenta contra la manera en que los títulos se heredan en las
casas nobles. Sí, pero (como decimos en ingles) ese barco ya ha
zarpado. Zarpó con la reforma del 2006, que modificó la tradicional
preferencia por el varón en la herencia de los títulos. Para bien o
para mal, con esa reforma - muy cuestionada en su día - se abrió la
veda a alterar el orden milenario de estas cosas. Habiendo sido,
pues, declarado el estamento susceptible a reformas, no tengo el
menor reparo en proponer ésta mía, confiando plenamente en la falta
total de interés que suscitará.