Tuesday, 3 January 2012

La Heráldica y Gales

No, no voy a escribir nada del Principe Carlos, ni de su difunta consorte, y mucho menos de la actual (Princesa de Gales por derecho, aunque le pese a algunos y aunque ella misma, por no herir ciertas sensibilidades, no utilice tal título). 

La versión en blog de la revista del Instituto de Asuntos Galeses publicaba hace unos días un interesante artículo sobre Thomas Lloyd, cuyo título en el mundo heráldico es Wales Herald Extraordinary, algo así como Cronista de Armas del Principado de Gales. En la jerarquía heráldica del Reino Unido es éste un cargo prácticamente imberbe, habiéndose creado la figura en 1963. Sin embargo, muestra que el desarrollo de ciertos nacionalismos políticos no tiene porqué dar al traste con un sentido de la tradición y la historia. Gales nunca tuvo algunos de los estamentos propios de los 'otros' componentes del Reino Unido - Escocia, Irlanda (hoy, sólo del Norte) y por supuesto Inglaterra - porque ya el siglo XIV el poderío de los jefes de clanes Galeses fué aplastado contundentemente por el Rey de Inglaterra Eduardo I. Cuentan que éste, tras conquistar estos díscolos pueblos, prometió a los clanes locales darles 'un príncipe nacido en Gales, e incapaz de hablar otro idioma alguno'. Acto seguido el monarca les presentó a su hijo, nacido durante la campaña y, lógicamente, incapaz de hablar inglés (o cualquier otro idioma). Y luego dicen algunos que Felipe V de España fue borde con lo de los Decretos de Nueva Planta...

Volviendo a Mr. Lloyd, tuve la suerte de escucharle hablar dilatadamente en febrero de 2011 sobre un tema que toca también, más brevemente, en éste artículo: la heredabilidad de los escudos en los linajes Galeses. Explicó que por diversos motivos, desde la implantación de la heráldica en Gales los blasones no se heredaban en línea directa masculina, sino que fueron atribuidos a los descendientes de los otrora jefes de clanes, y por lo tanto en Gales hay blasones que, sin diferenciarse, son utilizados por personas con apellidos totalmente distintos, pero que - en teoría - comparten el descender de uno de estos jefes.

Este sistema seguramente provocaría acalorada discusión allá donde se encuentren dos heraldistas para discutirlo. Por un lado, hoy en día se tiene como norma básica en la mayoría si no la totalidad de sistemas heráldicos el que los escudos vayan con el apellido, y éste a su vez normalmente pasa rigurosamente por vía masculina. Incluso en aquellos casos donde un individuo cambia de escudo - generalmente habiendo de por medio una herencia, y la extinción de algún linaje cercanamente emparentado, en vía masculina - ello casi siempre conlleva la obligación de asumir el apellido asociado a dichas armas. Pero, no es así en Gales.

Por otra parte, un número creciente de países adoptan normas que permiten a los padres dar a sus hijos el apellido de cualquiera de los progenitores, en cualquier orden, o en combinación. Esto de por sí no es tan nuevo como parece, ya que en muchos sitios hasta epocas relativamente recientes la gente tendía a usar los apellidos, de entre aquellos más cercanos en su árbol genealógico, que más prestigio tuvieran o que más puertas abrieran. No es inusual encontrarse en los libros parroquiales de alguna aldea gallega a individuos que - por ejemplo - que hoy diríamos deberían llamarse por derecho Antonio Sánchez Vázquez, pero que en su día consiguieron hacerse llamar como Don Antonio Ulloa Ribadeneira y Lago, echando mano de los apellidos de dos bisabuelas y un pariente que le dejó un pazo.

Esto ya puede parecer confuso, pero imagínense además si la gente empezara a usar dos apellidos 'porque sí' y además el escudo generalmente asociado con un tercero... Mi mayor respeto hacia la tradición heráldica galesa, pero espero que no logre crear escuela.